viernes, 23 de noviembre de 2007

TELEFONIA CELULAR (I° parte)

_ HOLA, Cecilia, sí, soy yo, Mariana. ¿Cómo andás? Yo, nada, acá estoy. ¿Eh? Sí, discutimos de nuevo con Alfredo. No, todo mal (silencio, exhala por la nariz), nos separamos. Sí boluda, ya lo decidimos, nos separamos. ¿Y, la nena? Ya sé la nena, pero que querés que hagamos, esto no da para más, vos lo sabés mejor que nadie, ¿O para qué hablamos tantas veces? Bueno disculpá, pero ¿qué querés? Estoy para el culo. No, ya sé, lo hablamos mil veces pero esto está completamente desgastado, además, todas las actitudes que te conté de Alfredo se fueron acentuando en estos últimos días. Y sí, ¿cuánto tiempo más me iba a aguantar que se pare de la mesa para leer los mensajes de texto? Otra, (elevando el tono de voz) el tipo puso Internet en casa y jamás se atrevió a abrir acá su messenger. ¿Por algo será, no te parece? No, (baja el volumen) está en el living mirando los dibujitos. ¿Qué? No, yo estoy con el celular del laburo en mi cuarto, así que no hay problema.
¿Querés que te cuente? Nada, lo de siempre, casi no nos hablamos, la cena es un velorio, apenas si la nena nos distrae un poco y nos obliga a decir algunas palabras. Cuando no es el fútbol es el tenis, ahora el rugby, pero siempre hay algo que se interpone en toda posibilidad de charla entre nosotros (Se rasca la cabeza, piensa). Lo nuestro no camina ni para atrás ni para adelante. Vos tenés claro que Alfredo está muy distante hace tiempo. Desde que Mariano y Carla se separaron fue como que hizo un click. ¿ Qué ? Si yo te conté que esa noche, cuando me llamó Carla y le dije que se divorciaban, fue como que se cegó. No habló más en toda la noche y cuando llegó a la pieza, se acostó, apagó el velador de su mesita de luz, y en vez de decirme “buenas noches” me dio la espalda y me dijo “chau”. ¿Qué ideas mías? Chechu, por favor, fue toda una señal, además hace mucho que apenas me besa para saludarme y sabés como pienso al respecto: “El que no come en casa es porque come afuera” (Entra al cuarto la hija con un muñeco de Barney entre sus manos). A ver, esperá. Sí Roxy, ya voy, mirá un poco más la tele que Mami está hablando, ¿Dale?
Hola, disculpá. ¿En qué estaba? Ah, sí, la comida, eso también, la comida: el tipo no hace otra cosa que criticarme la comida; que me olvido de ponerle sal al agua de las pastas, que la salsa está demasiado ácida, que la ensalada está mal condimentada, ¿que querés? Una no es de fierro, tampoco me iba a aguantar toda la vida. ¿Qué? Sí, te escucho (Deja por un rato hablar a su amiga. Le contesta todas sus inquietudes).
Parecés mi vieja con la historia de la familia y de la nena, ustedes se piensan que yo no estuve maquinando todas esas cosas, claro, se me ocurrió separarme y listo, la loca soy yo (se le afloja la voz). No, ya sé, pero no es fácil pensar en vivir sola y todo lo que eso acarrea para la nena, que en definitiva es quien más va a sufrir, pero tampoco es bueno que viva en el medio de una pareja que está resquebrajada por donde la analices. Mirá, hace más de un mes charlamos lo de la terapia de pareja pero él se hizo el dobolu y nunca más me habló del tema, es evidente que no le interesa. Yo ya me hice la tonta con su historia con la compañera de la facu cuando éramos novios, y aquella vez de la secretaria, esa que le duró tres semanas, también la dejé pasar, pero esta forma rara de comportarse a esta altura del partido sobrepasa todos mis límites. ¿Qué? No me vengas ahora con que yo también hice de las mías; vos sabés que la historia con Nicolás fue una aventura de una noche cuando las cosas con Alfredo estaban bastante mal, justo antes de quedar embarazada de Roxy; no comparemos, te pido por favor. Este tipo hace tiempo que lo único que aporta a esta casa es presencia y guita, ya no le da bola ni a la hija. Ahora, al fútbol de los lunes y jueves, le agregó paddle los martes, y los viernes no se los toques porque son los viernes de los amiguitos, esa manga de pelotudos que lo único que hacen es juntarse, ponerse un poco en pedo y contar las mismas anécdotas pedorras de cuando tenían veinte años. A ver, bancanme un segundo (Su hija vuelve a entrar al cuarto, refregándose los ojos).
­ ¿Estás con sueño bebé? Mami está hablando con la tía Cecilia, esperame en tu cuarto que ahora hacemos al agua pato y te preparo la comidita. ¿Sï, Chechu, estás ahí?. Perdoná, esto es medio complicado, me va a explotar la cabeza. (Mariana escucha durante un largo rato. Se sienta en la cama y masajea su frente con una mano. Mirándose los pies retoma su alocución).
Sí, mirá, eso más o menos lo hablamos, le vamos a decir que Alfredo se va de viaje por trabajo durante una semana y a partir de ahí vemos cómo lo encaramos, pero ayer discutimos mal y nos dimos cuenta de que esto no da para más. Sí, para tanto (hace una pausa), igual en algún momento te lo iba a contar: nos fuimos a las manos, yo le tiré un cachetazo por una barbaridad que me dijo y el muy hijo de puta me lo devolvió. En serio. No, por suerte no me quedó ninguna marca, imaginate. ¿Una denuncia? Ni loca, más quilombo, yo quiero vivir en paz con mi hija y que este turro me pase todo lo que nos corresponde, porque la nena no va a dejar por nuestros problemas ni danzas ni inglés ni un carajo, y vos sabés que eso sola no lo puedo bancar. No, obvio, el “Uno” me lo quedo yo, que se meta el “Megane” donde ya sabés, yo sólo quiero lo que me corresponde. (Su hija entra al cuarto llorando con una muñeca sin vestido y sin cabeza).
¡Roxana, por favor!, te pedí que me esperes en tu cuarto (La nena se tira al piso y continúa llorando) Chechu, Chechu, te dejo. Sí, listo, no te hagas drama, cualquier cosa te llamo. Un beso. Saludos a Claudio y a los chicos (Deja el teléfono sobre la cama).
Vení amorcito, vení a upa de Mami.

1 comentario:

Unknown dijo...

Muy bueno !!! leerlo fue como ver un corto. Me gusto mucho.
Vicky