lunes, 10 de marzo de 2008

Río Grande

Un arroyo calmo
y una catarata vertiginosa
desembocan en este océano
de mareas diversas

Un delfín acaramelado se desplaza
al ritmo de las olas,
un cazón que nunca será tiburón
quiere mostrarse más hostil de lo real

Sus colmillos son sonrisa, no voracidad,
su postura no lo escuda debidamente
y la fragilidad se concentra
en cada gota que lo delimita

El sonido encantador del delfín
resuena en cada marejada
y en la séptima ola
se monta su mágica inocencia

El agua, esmeralda cristalizada,
también se desplaza con márgenes estipulados
pero su fuerza –oculta a veces-
quizás desborde límites terrenales

Una inundación de sensaciones
riega los sentidos, hoy expuestos.
“Que el viento nos lleve a buen puerto”
vocifera el capitán del arca.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me encantó!!!